Chávez poeta

Chávez poeta

viernes, 30 de enero de 2015

Chávez y Neruda

Las referencias de Chávez a Neruda son abundantes. A su memoria, de contenido bolivariano y popular, dedico esta nueva entrada.

Chávez acude a un par de Odas  para expresar la hora jubilosa del pueblo. 

Al respecto hay una anécdota que quisiera compartir con ustedes. Encontrándose en su lecho de muerte el poeta inmenso, Pablo Neruda, vio allanada su casa con hienas de la dictadura de Pinochet, que por esos días, por vía de un golpe de Estado, habían derrocado y asesinado al presidente Salvador Allende. Desde su cama de enfermo, Neruda les dijo, a los agentes de la dictadura que rebuscaban entre sus papeles, lo siguiente: “En esta casa hay un arma muy poderosa contra la que ustedes no van a poder.” Cuando el esbirro le preguntó a qué cosa se refería, Neruda le contestó: “Los libros, la poesía.” Esa es el arma contra que ninguna dictadura puede: los libros, la poesía.

Peligrosa poesía la de Neruda, peligrosamente libre, peligrosamente alegre. En su Oda a la alegría exclama lo siguiente:

Como la tierra eres necesaria,
como el fuego sustentas los hogares,
como el pan eres pura,
como el agua del río eres sonora,
como una abeja repartes miel.

Desde tu corazón sube tu aroma
como desde la tierra
la luz hasta la cima del cerezo:
en tu piel yo detengo
tu latido
y huelo la ola de luz que sube,

cantaba el gran Neruda a la amada, en su poema Oda a su aroma. Y es que por estos días he vuelto a sentir subir de nuevo tu aroma, patria, para oler la ola que conforman tus niños, mujeres y hombres, la poderosa ola que sube como la luz de este y todos los amaneceres que nos siguen esperando. Y porque conozco ese aroma, me atrevo a decir con el mayor de los convencimientos: huele a 2012; el viento del 2012 se está sintiendo, es el huracán bolivariano en las calles. Por ahora es el 26 de septiembre, pero esto ya huele a 2012 y a dos mil siempre. Es el pueblo en la calle: es la revolución ganando nuevo impulso, nueva fuerza, nuevo espíritu, nuevas victorias, nuevos horizontes. Digo con Neruda:

baila septiembre
baila con los pies de la patria
canta septiembre,
canta con la voz de los pobres.

El tiempo es decidido,
no suena su campana,
se acrecienta, camina,
por dentro de nosotros,
aparece
como un agua profunda
en la mirada,

…cantaba nuestro Pablo Neruda. Este tiempo venezolano, que entre todos los que amamos esta patria estamos construyendo, se ha decidido, sí, a retribuir nuestros esfuerzos y sacrificios para brindarnos buenas nuevas que no son consecuencia de la simple casualidad. Este año nuevo, compatriota, es tuyo. Ha nacido de ti más que del tiempo, escoge lo mejor de ti y entrégalo al combate. He querido recordar estos versos de Pablo Neruda porque lo que nos espera en este año es combate y más combate: contra la corrupción, contra la burocracia parasitaria, contra la inseguridad, contra el derroche de todo tipo, contra los malos hábitos inoculados desde hace tanto tiempo por el capitalismo. Y, con una sonrisa, digo ahora con el gran Pablo Neruda: “Confieso que he vivido”. ¡De verdad, he vivido! Patria socialista o muerte. ¡Venceremos!

La memoria del Canto General y, en particular de Bolívar, es más apasionada aún, expandiéndose a toda nuestra América.

Tienen razón ustedes, Bolívar vive, Neruda lo anunciaba en el Canto general, ¡viva Chile! (aplausos).

Despierto cada 100 años
cuando despierta el pueblo

dijo Bolívar a través de Neruda.
….

Neruda ciertamente tenía razón, cuando hablando de Bolívar dijo en aquel canto, que
…lo conocí una mañana en Madrid,
en la boca del Quinto Regimiento.

y al final termina diciendo:
Sí, soy yo,
pero despierto cada cien años
cuando despiertan los pueblos.

En Venezuela ha despertado Bolívar y Bolívar es el pueblo que lleva su bandera, su inspiración y su lucha. Bolívar se hizo pueblo. Hombres como Bolívar no mueren, dejaron su idea, su semilla en nosotros y viven en nosotros, en cada día, en cada lucha, en cada derrota, en cada victoria, en cada frustración, en cada lágrima, en cada sueño.

Bolívar, Bolívar, Bolívar…, todo nos recuerda y remite a nuestro Comandante Infinito. Para decirlo con Neruda:

Padre nuestro que estás en la tierra,
en el agua, en el aire
de toda nuestra extensa latitud silenciosa,
todo lleva tu nombre, padre, en nuestra morada
(…)
tu herencia es el pan nuestro de cada día.

Y aún más, su inconmensurable figura en nosotros, porque cuando recién comienzo la escritura de estas líneas, celebramos el cumpleaños del Bolívar que eres tú, que es ella, que somos nosotros: un nosotros colectivo —una unidad cívico-militar— librando una nueva gesta emancipadora: no otra cosa es la Revolución Bolivariana.

Antes de la peluca y la casaca
fueron los ríos,
ríos arteriales,

nos recuerda Neruda en su Canto general, en su Amor América: son los ríos arteriales que hoy han vuelto convertidos en pueblos, como lo fue ese desborde de pasión y vida, mucha vida, que llenó el martes 13 la avenida Bolívar de Caracas en conmemoración del rescate de la Revolución Bolivariana aquel glorioso 13 de abril de 2002. Río vida, río sueño, río dignidad, río patria el que aquella vez barrió, quebró los diques que la tiranía fascista y la canalla mediática, siguiendo las órdenes que sus amos del Norte quisieron imponerle para domeñarlo eternamente.

Sucede que soy y que sigo (…)
Déjenme solo con el día.
Pido permiso para nacer,

…cantaba el gran Neruda. Esta revolución no pidió permiso a nadie para nacer: el permiso se lo impuso un pueblo consciente que, desde hace once años, es dueño y señor de su destino. Vuelvo otra vez a Neruda:

Ahora como siempre
es temprano
vuela la luz con sus abejas.

Por supuesto que para nosotros nunca será tarde, siempre es temprano, acostumbrados como estamos a vivir de amanecer en amanecer: esta es y será siempre nuestra principal defensa y la más contundente de nuestras ofensivas. En este sentido, se equivocan y se seguirán estrellando contra nosotros, los acostumbrados a vivir de horas postreras en horas postreras. Ellos, por sus perversos propósitos, no tienen otras armas y métodos que aquellos de la guerra sucia, conscientes como están de no tener la razón y, por supuesto, convencidos de su cada vez más escaso poder de convocatoria.
Alta es la noche y Morazán vigila.
Invasores llenaron tu morada.
Y te partieron como fruta muerta,
y otros sellaron sobre tus espaldas
los dientes de una estirpe sanguinaria,
y otros te saquearon en los puertos
cargando sangre sobre tus dolores.
Es hoy, ayer, mañana. Tú lo sabes.
Hermanos, amanece.
(Y Morazán vigila)

Amanece, sí, pero hoy domingo 28 de junio es el día de la gran consulta al soberano hondureño. Como cantaba Pablo Neruda en su poema “Morazán”, de su Canto General, es la hora de la vigilia de todos los pueblos de nuestra América y del mundo, la hora de la vigilia junto a Morazán, para que las hondureñas y los hondureños se den la gloriosa libertad que siempre se han merecido: que sean ellos y solo ellos quienes decidan su destino. Llega el ALBA, Sí… ¡¡Y Morazán vigila!! ¡Venceremos!


Finalmente, recojo los poemas en ocasión de la Memoria de las madres o en la Defensa de los derechos de los niños, con los que Chávez acude a Neruda.

…en su Canto a las madres de los milicianos muertos, escrito en pleno torbellino de la Guerra Civil Española (1936-1939):

Porque de tantos cuerpos una vida
invisible se levanta. ¡Madres, banderas, hijos!
Un solo cuerpo vivo como la vida:
un rostro de ojos rotos vigila a las tinieblas
con una espada llena de esperanzas terrestres.

Sigan ustedes, madres venezolanas, junto a todo el pueblo, empuñando esa espada llena de esperanzas terrestres: sigan dándole el más grande ejemplo de dignidad al mundo.


Volando hacemos un llamado a todos los venezolanos y a todas las venezolanas a que defiendan los derechos de nuestros niños, tomando como inspiración la poesía libertaria de Pablo Neruda, el pensamiento libertario de Simón Bolívar, derechos de nuestros niños y de nuestras niñas, consagrados en la Declaración Universal de los Derechos del Niño, en nuestra Constitución nacional, en la Ley de Educación y en la Ley Orgánica de Protección al Niño y al Adolescente. La diatriba política es una cosa, pero nuestros infantes son nuestra razón, nuestra razón de ser, de vivir.



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