Chávez poeta

Chávez poeta

lunes, 20 de abril de 2015

El Sermón del Monte y la justicia


Si algún pasaje del Evangelio no se cansó Chávez de repetir e incluso de recrear, fue el Sermón del Monte (Lc 6,20-26). Recojo aquí cinco referencias, desde 2004 a 2010.
Aclara Chávez que el reino que anuncia Jesús se construye entre nosotros. Es reino de paz, justicia, igualdad, felicidad, humanidad. Jesús dio su vida por ello. Nosotros somos responsables de seguir construyéndolo. Esa es la revolución verdadera.

12-06-2004
¡Así será! está escrito, ese es nuestro camino y de allí no saldremos: El camino de la justicia, como dice la Biblia, es el único camino hacia la paz, “si queremos paz de verdad hagamos justicia”.
Hay quienes hablan de paz por llenarse la boca, pero no sienten lo que es la paz: La paz verdadera es la paz del espíritu, la paz del alma, la paz individual y la colectiva.
No hay paz sin justicia, sin igualdad, sin dignidad y aquí en Venezuela estamos precisamente por el camino de la paz, de la verdadera paz, del verdadero reino de Dios. “Bienaventurado los pobres”, decía Jesús, “porque de ellos será el reino de los cielos”, sólo que el reino de los cielos debe estar aquí entre nosotros y no en un sitio lejano, más allá de la nubes, por algo vino Cristo aquí a pregonar al reino de Dios.
Hace poco el Papa incluso dijo que el cielo no es un lugar físico, como alguna gente cree, y que está más allá de las nubes, si el cielo estuviera más allá de las nubes, ya alguna nave espacial lo habría visto, así que no está allá el Reino de Dios, está aquí, y nosotros somos los responsables de construirlo siguiendo el ejemplo de Cristo, el Redentor, que fue capaz de dar su vida y de hacer correr su sangre por el amor a los demás y no por él mismo, todos para que sea posible que el Reino de Dios, es decir el reino de la paz, el reino de la justicia, de la igualdad, de la felicidad, para que exista algún día.
Nosotros debemos hacer una revolución los seres humanos, desde dentro de nuestro espíritu, así lo siento yo cada día más, esa es la semilla verdadera de la gran revolución que el mundo necesita, independientemente de ideologías políticas, la primera revolución es la revolución del espíritu, volver a lo humano, volver a lo hermoso, que es ser un ser humano.
Potenciar el amor, el amor por el prójimo, el amor por los demás y sobre todo por los más débiles, por los más necesitados, por los pobres, he allí la esencia de cualquier verdadera revolución: Llevar justicia.

Privilegia en antigüedad el texto de Lucas sobre el de Mateo, como hacen los intérpretes actuales, pues como sabemos Lucas hace referencia a los pobres económicos reales de Palestina, mientras que Mateo lo refiere a los discípulos de la comunidad y a sus opciones de seguimiento radical de Jesús. Desde el 2005 Chávez no duda en llamar a Jesús socialista y anti-imperialista.  Su opuesto es Judas, el capitalista que vende a Cristo.

15-12-2006
Miren el sermón de la montaña en algunas ocasiones lo desfiguran y le quitan palabras, porque Cristo era un rebelde radical, vean los que dijo... esta es la versión original del sermón de la montaña que aparece en el evangelio de Lucas, es el texto más antiguo que se conoce, hay otros más nuevos donde no aparecen algunas expresiones de Cristo porque era muy radical Cristo, era un radical, no es que era muy radical, era un radical, era un revolucionario, era un justiciero y por eso lo crucificaron los capitalistas de entonces, los imperialistas, fíjense lo que dice Cristo en el sermón de la montaña: “Sed bienaventurados vosotros los pobres, porque vuestro es el Reino de Dios, sed bienaventurados vosotros los hambrientos porque seréis hartos, sed bienaventurados vosotros los que lloráis porque reiréis, pero por contra ¡ay de vosotros los ricos porque tenéis lejos vuestro consuelo! ¡ay de vosotros los que estáis hartos porque pasaréis hambre! ¡ay de vosotros los que reís porque lloraréis y aullaréis!”. (Lc 6, 20-25)
Hoy incluso nosotros somos más moderados que Cristo, mi Señor era una espada radical, nosotros hoy incluso decimos no, no queremos que nadie pase hambre, ni siquiera los que hoy están hartos, que sigan hartos, que puedan comer pero que todos podamos comer, que no haya hambriento por ninguna parte. Tampoco queremos que los que ríen explotando a los demás lloren algún día, no, más bien que compartan con nosotros la felicidad de ser libres, ellos y nosotros, todos libres, todos iguales.

En su Visita oficial al Monte Sacro en Roma, el 16 de Octubre de 2005, ya había pronunciado estas palabras:
Quiero recordar hoy especialmente a Cristo aquí en este Monte aquí en esta ciudad eterna, la Roma la ciudad de Pedro. Cristo quién puede decir que no, uno de los grandes revolucionarios de la historia, de los más grandes revolucionarios. Cristo y mártir anti-imperialista como dice allá esa pancarta Italia anti-imperialista. Quién puede decir que no. Cristo anti-imperialista. Cristo luchador por la defensa de los desvalidos de los pobres de los débiles. Cristo el que nació en el pesebre el niño pobre el joven pobre el caminante el portador de la buena nueva de un reino distinto el reino de la igualdad el reino de la libertad.
Yo que, en los últimos meses he estado colocando en el debate mundial allá en Venezuela, allá en América latina y en el mundo el tema de las vías al verdadero desarrollo y se me ha ocurrido proponer el debate acerca del Socialismo del Siglo XXI he dicho; y por supuesto que lo digo porque estoy convencido de ello; para mí uno de los primeros socialistas de nuestra era fue Cristo y uno de los grandes capitalistas de nuestra era y de los primeros Judas Iscariote, claro lo vendió por unas monedas. El capitalista vende al maestro, vende a su propia madre, vende a su propia patria por las monedas.
El socialista no, el socialista lo da todo por lo social, por lo colectivo. El capitalista es egoísta por naturaleza. Cristo que entendió a fondo el drama humano llegó a decirlo. Aquella vez, Monseñor, que le llegó un hombre muy acaudalado a preguntarle que como hacía para llegar al reino de los cielos y Cristo le dijo: Bueno, “vende todos tus bienes y reparte esa riqueza entre los pobres”. El hombre se fue consternado y fue cuando lanzó Cristo aquella frase “más fácil será que un camello entre por el ojo de una aguja a que un rico entre al reino de los cielos”.
Así que quiero rendir tributo a Cristo aquí hoy, y decir desde mi corazón cristiano, cada día más cristiano que nunca como antes en estos 2 mil años ha tenido más vigencia el planteamiento de Cristo el Redentor, igualdad. Sólo la igualdad y la justicia nos darán un mundo de paz, de paz ¿Cuál es la causa de los conflictos de la violencia, del terrorismo, de la delincuencia desatada por el mundo? La causa es la injusticia, es la causa fundamental ¿Nace acaso un niño delincuente? Vaya que bello son los niños. Para mí los niños son Dios hecho carne no hay más puro que un niño, que una niña ¿Nace alguna niña prostituta? No. Sólo la injusticia social los lleva a la delincuencia, a la prostitución, a la degradación. Sólo la injusticia les corta las alas para volar.

12-02-2009
Siempre, desde aquellos días en que andaba yo de monaguillo en la humilde iglesia de Sabaneta, cuando comenzaba la tempestuosa década de los años 60 del siglo pasado, fue conquistado mi espíritu por el latigueante y flamígero verbo de Jesús, el Cristo Redentor de los pueblos oprimidos. Me pareció desde entonces tan emocionante el Sermón de la Montaña y su promesa de justicia para los pobres de la tierra.

1-06-2009
Cristo he dicho. Y Cristo digo, sin duda. Era Jesús un verdadero pensador socialista. Y algo más importante, fue un consecuente luchador socialista hasta su último canto: “Todo está consumado”. Y luego llegó Jesús a condenar a los ricos. He aquí el Sermón de la Montaña…
A ti, compatriota, hombre, mujer, joven, que me lees en estas líneas de domingo, el último día de este mes de mayo, te digo: ¡El que tenga ojos que vea y el que tenga oídos que oiga! (Mc 4,9).

Dos citas màs sobre relacionadas con el Sermón del Monte, pero ahora sobre los ricos:

En el Discurso en Copenhague del 16 de ciciembre de 2009:
…por ahí conocí, tuve el gusto de conocer a este escritor francés Hervé Kempf, recomiendo este libro, lo recomiendo, se consigue en español –por ahí está Hervé- también en francés, en inglés seguramente, Cómo los ricos destruyen el planeta. Hervé Kempf: Cómo los ricos destruyen el planeta. Por eso fue que Cristo lo dijo: Más fácil será que un camello entre por el ojo de una aguja, a que un rico entre al Reino de los cielos. Eso lo dijo Cristo nuestro señor.  [aplausos].
Los ricos están destruyendo el planeta. ¿Será que piensan irse para otro cuando destruyan este? ¿Tendrán planes para irse a otro planeta?

1-10-2011
Los ricachones siguen manipulando las cosas que yo digo, un día dije que ser rico es malo, eso lo repito, porque ser ricachón, ser burgués, es malo; para eso me afianzo en mi pensamiento cristiano. Por algo dijo Cristo: Más fácil será que un camello pase por el ojo de una aguja que un rico entre al reino de los cielos.
Lo que nunca he dicho es que ser pobre es bueno. No, si una de mis más grandes luchas es y será para sacar al pueblo venezolano de la pobreza y la miseria. Que vivamos felices, sin pobreza. Pobreza cero en Venezuela, que no haya pobreza en Venezuela.


Ante las inundaciones del año 2010 y los refugiados, recuerda Chávez al refugiado Niño Jesús, en Belén. Y ve en el pueblo su excluido su presencia. Se atreve finalmente a recrear el Sermón del Cerro, como lo llama: de los refugiados será la vida plena y el vivir viviendo.

26-12-2010
Para nosotros, esta Navidad tiene una significación humana de incalculable valor cristiano. Las lluvias y sus desastres le han dado presencia encarnada al pesebre pascual. En cada hombre, en cada mujer, en cada niño, está el rostro de José, María y Jesús. Como bien lo señaló el padre Numa Molina, desde su apostolado a favor de los humildes, “cada refugio es la representación viva del pesebre originario”. ¿Qué buscaban María y José aquella noche en Belén si no un refugio para que llegara al mundo el que traería las bienaventuranzas? (Lc 2, 4-7). ¿No son hoy nuestros refugios espacios de solidaridad y justicia, en los que estamos viendo nacer la esperanza viva hecha pueblo?
Y, como en aquel entonces (2002), no nos desprenderemos del espíritu de bienaventuranza que anima a los que seguimos a Cristo redentor. Estamos seguros de que venceremos porque estamos venciendo. Junto al pueblo, conjuraremos a todos los diablos que se nos pongan por delante: se estrellarán y se seguirán estrellando como sucedió esta semana en la que intentaron desestabilizar nuevamente al país. Nosotros estamos asumiendo, hasta las últimas consecuencias, el Evangelio del amor y de la justicia. Y al Niño Jesús lo buscamos y encontramos, cada día, en todos los excluidos y excluidas de Venezuela. Con certeza, en esta hora dura y difícil de la patria, Cristo levanta de nuevo su voz, y nosotros con Él, en un renovado Sermón del Cerro: es la buena nueva de la redención y la liberación que hoy encarna, en las palabras y en los hechos, el pueblo de Simón Bolívar. ¡Bienaventurados los pobladores del cerro! ¡Bienaventurados los refugiados y refugiadas! ¡Bienaventurados los soldados del pueblo! ¡Bienaventurado el pueblo todo! Porque de ellos y ellas será el reino de la justicia social, del amor supremo, de la paz perpetua… Ese reino, hombre, mujer, joven, niño que me lees, es el auténtico cristianismo… Es el socialismo. Es la vida plena. ¡El vivir viviendo!

En este mismo contexto navideño y de refugiados, aparecen publicadas las líneas de Chávez con la misma fecha:
Como cristiano radical, entiendo y asumo el santo Evangelio como salvación y liberación definitiva de todos los hombres y mujeres de buena voluntad. En tal sentido, recuerdo las palabras de Juan Pablo II en el documento “¿Qué has hecho tú de tu hermano sin techo? La Iglesia ante la carencia de viviendas”, que escribiera a propósito del Año Internacional de los Sin Techo (1987) establecido por la ONU: … “Salir al encuentro de quien tiene necesidad de una vivienda pertenece al espíritu de las ‘obras de misericordia’, en función de las cuales seremos juzgados por Cristo nuestro Señor” (cf. Mt. 25, 31-46). ¿Podremos nosotros, cristianos, ignorar o soslayar tal problema? Cuando sabemos bien que la casa “… es una condición necesaria para que el hombre pueda venir al mundo, crecer, desarrollarse, para que pueda trabajar, educar y educarse, para que los hombres puedan constituir esa unión más profunda y más fundamental que se llama ‘familia’” (Enseñanzas, 2, 1979, 314).
(…) La Iglesia, participando de “los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de cuantos sufren” (Gaudium et spes, 1), considera grave deber suyo asociarse a cuantos operan con dedicación y desinterés para que el problema de la casa encuentre soluciones concretas y urgentes, y para que los que carecen de techo sean objeto de la debida atención y preocupación por parte de la autoridad pública.
(…) La especulación sobre los terrenos que sirven al desarrollo edilicio y sobre la construcción de ambientes domésticos, el estado de abandono de barrios enteros o de áreas rurales privadas de calles transitables, de distribución de agua o electricidad, de escuelas o de transportes necesarios para el movimiento de las personas, son —como es sabido— algunos de los males más patentes, estrechamente ligados al problema más amplio de la casa.
Y rematará su Santidad: ¿Cómo podríamos afirmar que se ha celebrado realmente un Año Internacional de los Sin Techo, si luego no se ha hecho nada o casi nada; si todo quedara reducido a algunas ceremonias que no comportan ningún beneficio sensible? (…) Todo esto trae a la memoria y a la reflexión las palabras consoladoras de Jesús: “Cuantas veces hicisteis eso a uno de estos, mis hermanos menores, a mí lo hicisteis” (Mt 25, 40). Él, en efecto, nació en un establo y fue reclinado “en un pesebre” por las manos amorosas de su madre, la Virgen Santísima, porque no había lugar para ellos en la posada (cf. Lc 2, 7); y luego estuvo prófugo, lejano de su tierra y de su casa, en su primera infancia.
Querido o querida compatriota que me lees: he traído esta larga cita para que ejerzamos la reflexión profunda que estos días santos ameritan; para que sean ustedes quienes saquen las conclusiones acerca de la justeza de nuestro camino y las decisiones que sobre el mismo hemos ido tomando radicalmente: como revolucionarios que somos, debemos ir a la raíz de todos nuestros males y problemas, de todas nuestras desdichas y sufrimientos. Nunca como antes el sentido de lo ecuménico se nos había hecho más claro: el habitar la tierra pasa por la realización del hombre en su morada y en su lugar de trabajo como extensión  de la misma y para la misma; es la dignificación en su hogar y la dignificación de todas las condiciones para que esto sea posible. Por ello, hemos decidido legislar radicalmente en función de la felicidad colectiva que nos merecemos, que comienza, necesariamente, por la resolución del problema de la vivienda.

En el lanzamiento de la Gran Misión en Amor Mayor por Venezuela, el 13 de diciembre de 2011, vuelve a reflexionar a la luz del nacimiento de Jesús:
Lo que nos mantiene es el amor ¡Ese amor que nos tenemos!  ¡Esa querencia! Hoy, es bueno decirlo, ¡ya viene la Navidad!  Es 13 de diciembre. Recordemos y entremos en ambiente, y no solo con alegría y luces, los pesebres y los arbolitos. Y los regalos. Y los días de asueto.  Hay que recordar ¿qué? Por ahí quiero comenzar…recordando a Jesús…vino Jesús a nacer en un pesebre, y ¿qué es un pesebre?  Un pesebre es el sitio donde le dan de comer a los animales.  Ahí vino a parir María. María, la Madre de Jesús.  Eran tan pobres que tuvo que ir a parir allá. Y luego Jesús, apenas nació, se convirtió en un perseguido del poder establecido. Porque ya bebé era anti-imperialista ¡Y era anti-capitalista!

Y aquí traje el libro, de un escritor brasileño... Es de Marcelo Barros, y con prólogo de Leonardo Boff, gran teólogo brasileño… “Espiritualidad bolivariana para nuestra América”. Aquí ellos señalan algo muy cierto: el cristianismo y el socialismo son en esencia lo mismo. Cuando Jesús vino hace más de 2.000 años y dijo “Amaos los unos a los otros”, dejó un mandato para la Historia, un desafío. En el capitalismo ¡es imposible que reine el Amor!

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