Enseñar no existe sin aprender y
viceversa
y fue aprendiendo socialmente
cómo, históricamente,
mujeres y hombres descubrieron
que era posible enseñar.
Aprender precedió a enseñar…
enseñar se diluía
en la experiencia fundadora de
aprender.
Paulo Freire (1997). Pedagogía de
la autonomía. Siglo XXI. México.
Me
refiero en estas líneas a la educación tal como la concibió, la impulsó y
proyectó el Comandante Hugo Chávez durante el tiempo de su gobierno.
Creer en
la educación es otro modo de poesía. Es fe en el futuro. A dos años de la
partida del Comandante, y en las nuevas luchas del pueblo, seguimos creyendo y
apostando por una educación liberadora.
ALGUNAS
CLAVES EN SUS DISCURSOS
Tengo en
mis manos y me sirven de inspiración apenas un par de sus discursos. No remiten
directamente a la educación y, sin embargo, allí se encuentran importantes
claves para desmenuzar su propuesta. Los discursos son de fechas 26 de julio y
5 de diciembre de 2004. Están dirigidos a intelectuales y artistas. Destaco
algunas claves para descubrir el sentido liberador de la educación:
La
educación libera cuando permite darse cuenta. Dice Chávez: “Se dan cuenta cómo
estamos de manipulados y engañados. Se dan cuenta cómo nos lavaron buena parte
de nuestra memoria histórica”. No sólo en este discurso, sino en muchos otros,
Chávez reinterpretó nuestra historia colectiva, nos hizo leerla de otra manera:
las carabelas de Colón chocaron de frente con los barcos de Miranda, los
triunfos de Boves junto al pueblo llanero removieron ciertos mitos creados, la
huida de Bolívar hacia Oriente fue vivida por él como un paso de mayor
conciencia popular, la traición de Páez a Bolívar y al proyecto de
independencia quedó puesta al desnudo. Y también la historia más reciente, con
petróleo de por medio: Gómez contra Castro, Betancourt contra Medina Angarita,
el Pacto de Punto Fijo…. Y siempre los intereses económicos, los conflictos
entre quienes pretendieron despojar a Venezuela del petróleo y quienes
quisieron hacerlo más nuestro, más del pueblo. Darse cuenta.
Pero no
sólo remite el darse cuenta a la memoria. Que hace referencia directa a las
realidades presentes. La educación liberadora a la que Chávez apuntó da luces
para analizar las contradicciones que tenemos como sociedad. Por eso agrega en
estos discursos que la educación liberadora es la que enseña a leer la vida,
leer el mundo: “El pueblo venezolano ha venido aprendiendo a leer con unos
binóculos, con unos lentes especiales, los acontecimientos que aquí ocurren…”.
No desaprovechó Chávez la ocasión para referirse a los conflictos presentes,
históricamente arraigados, entre la oligarquía nacional y el pueblo, entre los
poderes económicos internacionales y los países del Sur, por ejemplo. En esto
cumplió Chávez su rol de educador. Y mostró que el pueblo venezolano ha entrado
de lleno en el camino de una educación liberadora que le permite leer la vida
críticamente, el pueblo venezolano aprendió a leer el mundo incluso, las
cuestiones internacionales, con una mirada que no tiene nada de ingenua. Me
sorprendo –yo, español de origen- cuando algunos coterráneos muestran una
visión de mundo tan manipulada e
incauta (aunque, en estos últimos
tiempos, parece que las cosas estuvieran cambiando, si juzgamos por los
resultados de las elecciones parlamentarias europeas y el movimiento
a-monárquico). Los venezolanos no
comemos cuento.
Una
clave más: la educación liberadora nos hace sujetos colectivos, históricos y
culturales. “Yo soy producto de un hecho cultural, de una búsqueda, de una
angustia incluso; sí, de un barro, de una masa…Estas cosas ocurren con mucha
más fuerza a nivel colectivo…Tenemos que continuar rebuscándonos en el pasado y
traer ese pasado al presente”, afirma Chávez. Esta conciencia permite
re-potenciarnos como pueblo. Historia, cultura y colectividad: tres ejes
fundamentales para la construcción de los sujetos. Tres ejes desde los que la educación
liberadora se motoriza.
Cercano
a este planteamiento, está lo que el “padre de la teología de la liberación”,
Gustavo Gutiérrez, llamó y tituló en una de sus obras: La fuerza histórica de
los pobres. Dice Chávez que los documentos son para llevarlos “a la batalla
real en defensa de la humanidad. Sólo el pueblo puede hacerlo, sólo el pueblo
organizado puede hacerlo; es el pueblo la carne, el alma, el nervio, la sangre
y el impulso de la historia, no hay otra fuerza”. La educación liberadora es la
que crea conciencia, cohesiona, da unidad de lucha al pueblo. La que impulsa su
empoderamiento.
Poder
para crear. La educación liberadora es poder creador del pueblo. Agrega Chávez:
“¡Qué potencial para ese impulso creador del pueblo venezolano!”. La Misión Cultura
se inscribió en este empuje para la creación. Pero advierte Chávez: son
creadores de cultura quienes saben “recoger junto al pueblo y con el pueblo la
creación maravillosa de lo que vivimos”. El papel del cultor, del creador de
cultura, del intelectual orgánico, o del educador, en la propuesta
revolucionaria, es de co-creador, co-educador, co-pensador, siempre junto al
pueblo. Parafraseando la afirmación freiriana: nadie crea solo, creamos en
comunidad; nadie elabora pensamiento solo, creamos pensamiento desde las luchas
populares; nadie se educa solo, nadie enseña a nadie, nos educamos en
comunidad. El poder creador es colectivo. Y el poder creador liberador reside
en el pueblo.
Dos
claves más, que aparecen además con toda nitidez en el Plan de la Patria que
Chávez nos legó. La educación liberadora humaniza. Sigue Chávez, seguimos con
él: “Todo lo analizado, evaluado, conversado, criticado, lanzado al mundo… una
oleada de ideas que conforman en el fondo un compromiso de lucha por la
humanidad, de defensa de la humanidad y de rescate de los profundos valores que
de la humanidad son y han sido siempre”. Si la educación no tiene como fin la
humanización, ¿para qué educar? “Para el Veguero de Sabaneta, la educación es
un proceso de formación humana; educar es humanizar, formar personas dueñas de
su propia voluntad, personas rebeldes, gente inquieta; el educador es el que
inquieta el espíritu de los educandos, el que despierta dudas en su
pensamiento, el que forja en ellos un espíritu crítico, un espíritu insatisfecho;
les inquieta porque les ayuda a descubrir las injusticias del mundo y les
induce a comprometerse con las tareas del cambio social” (Sigfrido Lanz
Delgado, en Aporrea:
http://www.aporrea.org/actualidad/a188688.html).
La
educación liberadora genera conciencia planetaria, responsabilidad por el
futuro de la Tierra. “Estamos en una encrucijada… Es tarea de nuestros hijos,
es tarea nuestra salvar la vida, salvar la humanidad, salvar el futuro”.
En estos
dos breves discursos deja Chávez su visión de la educación. En otras muchas de
sus proclamas pueden encontrarse claves similares que permiten ahondar el
sentido de una verdadera educación liberadora para nuestro hoy venezolano.
COMPROMISO
DE GOBIERNO
Junto a
los discursos, resaltan los hechos con una luz meridiana. Tempranamente
Chávez comenzó a lanzar las Misiones
Educativas, como respuesta liberadora a una situación que el Ministerio de
Educación, con sus rémoras de décadas, no alcanzaba a responder. Y fueron
Robinson, Ribas, Sucre, Vuelvan Caras, Saber y trabajo… Con la Misión Robinson
quedó decretado el territorio nacional libre de analfabetismo. Con la Misión
Sucre, y el desarrollo de las universidades: UBV, UNEFA, expansión de los
Institutos Tecnológicos, municipalización…. se dio fin a la exclusión educativa
en el terreno de la Educación Superior. Se cumplió la Constitución en su
programa de educación libre y gratuita garantizada para todos y todas en sus
diferentes niveles y modalidades. Suma y sigue: el Programa de Alimentación
Escolar (PAE), la atención al pasaje estudiantil… Sin ningún género de duda, la
educación se puso al servicio de los sectores populares, y más aun, al decir de
Chávez, “toda Venezuela se convirtió en una escuela y esto es parte esencial
del proyecto bolivariano. Y va a seguirlo siendo (pues), como decía Bolívar,
las naciones marcharán hacia su grandeza al mismo paso con que camina su
educación”. Esto es sensibilidad por la situación del pueblo en opresión. Estas
son respuestas contundentes para romper el cerco de la negación de la cultura y
los saberes al pueblo. Estos son procesos de liberación.
Cuando
Chávez apuesta con mayor claridad programática por una propuesta socialista,
los planteamientos educativos se van haciendo más radicales: van a la raíz. No
se trata tan solo de masificar los centros educativos, sino de poner la
educación a la mano del pueblo. Dijo el
Comandante: “es necesario el acceso libre a los textos, para garantizar la
dotación a los niños y niñas de todo lo necesario para brindarles una educación
de calidad”. Es necesario el acceso a las TICs, “con la computadora Canaima y
todas las herramientas y técnicas que necesiten nuestros niños, niñas y
adolescentes para insertarse en el sistema educativo liberador”. A esto lo
llamó Chávez “la socialización de la educación, que brinde la oportunidad a las
personas de bajos recursos de acceder a títulos que les eran negados por la
educación burguesa y capitalista que imperaba en Venezuela".
Hay
quienes han criticado los nuevos textos escolares de la Colección Bicentenario
como ideológicos. Ideológicos fueron muchos de los textos anteriores,
especialmente los de sociales, con su visión centralista, pro-occidental, y
defensora a ultranza del bipartidismo sin crítica; o los de inglés, que junto
con el idioma nos permeaban de la cultura consumista y neoliberal del norte. Los nuevos textos no
son ingenuos, por supuesto. Pretenden despertar el análisis crítico.
¿Llamaremos a eso ideología? Ludovico Silva o nuestro Alí Primera lo llamaron
de otro modo: conciencia. Ha caído en mis manos un texto espectacular: el de
cuarto año de Historia de Venezuela. El análisis de la Venezuela del café y del
petróleo como ejes de desarrollo nacional no tiene desperdicio. Los de
literatura de los últimos años de secundaria son fabulosos. La apuesta es menos
formal que la de los anteriores textos, centrada en las corrientes literarias y
sus representantes; estos textos actuales son audaces al presentar nuevos
autores, dejados de lado con frecuencia por quienes impusieron hasta los modos
de escribir. La metodología es mucho más creativa y con fines estéticos y
productivos. Menos bancaria –a decir de Freire. Estos son los caminos de
educación liberadora que Chávez nos dejó.
Volviendo
a los hechos. Chávez, en su gobierno, intentó dar un vuelco al sentido de la
labor educativa, orientada simplemente a adquirir un título, un certificado, un
pergamino, para luego dedicarse con él a trabajar, a adquirir dinero. La
importancia que el Comandante dio a los actos de graduación de Educación
Superior sólo puede entenderse bajo la óptica de una educación liberadora en
acción En estos actos no dejó de
plantear retos a los graduados. A unos educadores les dijo: “hoy estamos
graduando a los educadores para la liberación, la educación liberadora de
Venezuela, que no es otra que la educación socialista”. Y les instó a dedicarse
a romper con el esquema de la educación capitalista y sus valores. “Es necesario transformar el modelo educativo
para lograr la transformación de los valores del capitalismo y crear los nuevos
valores del socialismo, que no es otra cosa que el humanismo”.
Concluyendo,
bien puede afirmarse que Hugo Chávez fue un gran maestro popular, un pedagogo
revolucionario y un notable impulsor de la educación liberadora.
LAS
FUENTES DE SU INSPIRACIÓN
Chávez
se inspiró, en sus planteamientos de educación liberadora, tanto en las raíces
de los grandes revolucionarios venezolanos, como en el pensamiento más actual
de Martí, y en el más reciente aún de Paulo Freire y de algunos otros
educadores y pensadores latinoamericanos. Comentó muchas veces que a partir de
1999 había asumido Venezuela el rumbo de la educación liberadora fundamentando
el proyecto de la Revolución Bolivariana con sustentación filosófica en el
llamado árbol de las tres raíces (El libro Azul), que recoge el pensamiento y
acción de tres grandes revolucionarios venezolanos: Simón Rodríguez, Simón
Bolívar y Ezequiel Zamora.
Fundado
en Simón Rodríguez, el INCES, por ejemplo, se plantea actualmente el
“desarrollo de Proyectos Integrales enmarcados en una educación liberadora con
base en el pensamiento robinsoniano, en el que las y los sujetos participan en
la construcción del modelo formativo orientado a satisfacer sus necesidades,
por lo que no hay un pensum establecido ni impuesto, sino el pueblo mismo
trabajando por una educación liberadora, que nos permita crear y producir de
manera integral desde nuestras realidades y necesidades, es estudio y trabajo
productivo”. Dirá el maestro Simón Rodríguez: “O inventamos o erramos”. “Nada
importa tanto como tener pueblo, (y) formarlo debe ser la única ocupación de
los que se apersonan por la causa social”.
Como
buen bolivariano, el Comandante Chávez se nutrió en materia educativa del pensamiento
del Libertador. De allí su empeño por concientizar al pueblo. Reconocía que “a
nuestros pueblos, las oligarquías nacionales y extranjeras, los habían dominado
más en razón de la ignorancia inducida que por la represión practicada”.
Coincidía
con otro gran libertador latinoamericano, José Martí: Ser cultos para ser
libres.… Luego vino Paulo Freire, el pedagogo de la esperanza y el de los
oprimidos, con su lenguaje nuevo: ser sujetos, educación como práctica de
libertad, hacernos autónomos, educarnos en comunidad, educarnos en pueblo,
crear cultura, empoderarnos… De aquí bebió Chávez. Estas fueron sus fuentes.
Nacionales, principalmente. Latinoamericanas, casi siempre.
EL PLAN
DE LA PATRIA
La
proyección de esta educación liberadora se expresa bien en el documento final
de su gobierno: el Plan de la Patria, con sus cinco grandes objetivos
históricos, estratégicos y nacionales. Independencia, felicidad para el pueblo,
poder popular, paz planetaria y vida humana más plena sobre la Tierra. Un
repaso por algunos de estos objetivos no deja la menor duda de los
planteamientos educativos. ¿Qué rasgos asoman acerca de la educación? ¿Cómo se
muestra ésta?
Es una
educación vinculada a la creación colectiva, productiva y liberadora. En los
objetivos específicos vinculados a la Independencia nacional, se presenta el
par tecnología-trabajo pero ligado a la participación popular y a la formación,
de modo que el trabajo y el desarrollo tecnológico no sean reproductores de las
estructuras capitalistas del modo de producción, sino que, en manos de los
obreros, se transformen en trabajo liberador. Así dicen algunos de los
objetivos:
Impulsar
la formación para la ciencia, el trabajo y la producción… a través de la
formación que vincule la ciencia y la tecnología con la producción y el trabajo
en formas organizativas y de construcción del conocimiento científico… se
fomentará la consolidación de los espacios de participación ciudadana
(1.5.1.4).
Consolidar
el despliegue de la infraestructura educativa del país, en los centros
universitarios, técnicos, medios y ocupacionales para la formación para el
trabajo liberador (1.5.2).
Actualizar
y direccionar los programas formativos… con el fin de garantizar la formación
técnica, profesional y ocupacional del trabajo, fomentando en cada esfuerzo los
valores patrióticos y el sentido crítico en la organización para el trabajo
liberador (1.5.2.1).
Es
una educación para la preservación de los valores del pueblo, de su historia,
de su cultura y de su acervo moral. La preservación pasa por algunas
estrategias educativas: promoción permanente y refuerzo de dichos valores (con
todos los medios), y lucha contra los antivalores. Una educación que toma como
bandera los valores de la propia cultura se hace educación liberadora. Así
queda plasmado en los siguientes objetivos, y expresamente cuando se menciona
como valor del Pueblo venezolano su lucha por la emancipación:
Preservar
el acervo moral del Pueblo venezolano y reforzarlo mediante estrategias de formación
en valores (2.4.1).
Preservar
los valores tradicionales del Pueblo venezolano, de honestidad,
responsabilidad, vocación de trabajo, amor al prójimo, solidaridad, voluntad de
superación, y de la lucha por la emancipación; mediante su promoción permanente
y a través de todos los medios disponibles, como defensa contra los antivalores
del modelo capitalista, que promueve la explotación, el consumismo, el
individualismo y la corrupción, y que son el origen de la violencia criminal
que agobia a la sociedad venezolana (2.4.1.1).
Luego se
baja más al detalle, indicando medios concretos a través de los cuales se puede
realizar la promoción y defensa de los valores, y la lucha contra los
antivalores. Para “defender y proteger el patrimonio histórico y cultural
venezolano y nuestro americano” (5.3) se enumeran varios objetivos específicos.
En ellos encontramos buenas pistas para el hacer concreto de la educación
liberadora:
Contrarrestar
la producción y valorización de elementos culturales y relatos históricos
dominantes, circulantes a través de los medios de comunicación y las
instituciones diversas.
Involucrar
a las instituciones públicas en la producción de críticas contundentes a las
formas culturales y a las reconstrucciones históricas dominantes.
Vehicular
las críticas a través de los medios de comunicación públicos (revistas,
televisión, eventos, etc.).
Promover
la producción de textos escolares para generar consciencia y formar
críticamente las nuevas generaciones.
Producir
espacios de expresión y mecanismos de registro de las culturas populares y de
la memoria histórica de grupos sociales y étnicos subalternos.
En
los ámbitos nacional y regional, identificar los espacios de expresión y formas
populares de reproducción de la memoria histórica (por ejemplo, los cronistas).
Organizar
dentro de cada Consejo Comunal y en cada Comuna en Construcción, grupos de
trabajo para el registro de la memoria histórica y la difusión de los contenidos
de la cultura popular o étnica (en el caso, por ejemplo, de los indígenas, de
los afrovenezolanos, de los trabajos realizados por los Comités de Tierras
Urbanas, Mesas de agua y otros).
Formar
expertos populares en la salvaguardia del patrimonio cultural popular y de la
memoria histórica.
Involucrar
a los museos y otras instituciones de interés histórico y cultural, en el plan
de conservación y valorización del Patrimonio cultural e histórico popular.
Finalmente,
la educación que asoma en el Plan de la Patria es una educación liberadora, que
impulsa una paz planetaria fundada en la libre determinación de los pueblos, y
un nuevo diseño geoestratégico mundial, configurado en torno a varios ejes de
poder, en equilibrio y sin imperialismos. Una educación liberadora, que
contribuye a la salvaguarda del planeta y a la protección de las minorías
excluidas.
El
desarrollo de otro Mundo posible implica un impulso creciente desde diversos
planos, de los cuales el educativo es fundamental. El cambio de mentalidad de
las nuevas generaciones permitirá las transformaciones necesarias. La paz, la
salvaguarda del planeta y la inclusión de los excluidos se consolidarán desde
los procesos de educación liberadora con que se acompañe a nuestros pueblos.
Con los verbos contribuir e impulsar, los siguientes objetivos del Plan de la
Patria indican la tarea educativa liberadora:
Continuar
impulsando el desarrollo de un Mundo multicéntrico y pluripolar sin dominación
imperial y con respeto a la autodeterminación de los pueblos (4.3).
Contribuir
a la conformación de un gran movimiento mundial para contener las causas y
reparar los efectos del cambio climático que ocurren como consecuencia del
modelo capitalista depredador (5.4).
Hasta
aquí el análisis de los objetivos, llenos de contenido humanista, político y
filosófico. En ellos se dejan entrever las perspectivas de Chávez acerca de la
educación liberadora dentro de un proyecto más amplio: la construcción del
socialismo humanista y liberador del siglo XXI. Es una tarea por hacer
descubrir los grandes ejes de esta propuesta. Más amplio aún es el camino por andar
tras estos objetivos, pero con el legado del Comandante seguiremos produciendo
conciencia y educación liberadora y, con ella, el Buen Vivir que anhelamos.